48 curvas, 24 kilómetros de longitud y un desnivel medio del 7,6% son algunos de los datos que demuestran que el Paso del Stelvio, en Italia, es uno de los puertos de montaña más duros del mundo. Pero… ¿qué hay de la emoción de circular por una carretera así?
Situado a 2.757 metros de altitud, el Paso del Stelvio se erige como el segundo paso más alto para cruzar los Alpes, tan solo superado por el Col d’Iseran (2.770 metros). Situado en la frontera entre Italia y Suiza, el Stelvio se ha convertido en un lugar de peregrinación para todos los conductores, moteros e incluso ciclistas que se dan cita cada año en este punto de la cordillera montañosa más famosa del mundo.
La espectacularidad del Paso del Stelvio, más allá de su altitud, viene marcada por la silueta que toma la carretera a lo largo de las 48 curvas que la conforman, la mayoría de ellas casi de 180 grados. Cualquier imagen que veamos sobre esta carretera deja a los amantes de la conducción babeando mientras se imaginan trazando las curvas a manos de su coche deportivo favorito.
La carretera, un emplazamiento clave al estar situada entre las fronteras italiana, suiza y austríaca, fue originalmente construida a principios del siglo XIX y desde entonces ha sufrido muy pocas variaciones, siendo un lugar de gran importancia durante la Primera Guerra Mundial.
El Paso del Stelvio es también conocido por albergar en muchos ocasiones una etapa del Giro de Italia, lo que la convierte en un lugar mítico para los ciclistas, a la altura de otros puertos de montaña de fama mundial como el Tourmalet o el Mont Ventoux. Sus fuertes desniveles e imponentes precipicios lo convierten también un lugar donde la circulación se debe realizar con sumo cuidado.
Volviendo al mundo de las cuatro ruedas, muchos han sido los reportajes, series de televisión o sesiones de fotos que han tenido como emplazamiento el Paso del Stelvio, porque existen en el mundo pocos lugares capaces de dejar unas instantáneas tan potentes como las que ofrece esta carretera italiana.
Todo esto ha hecho que en la actualidad sean constantes las excursiones que los clubs de automovilistas hacen a dicho puerto, especialmente por su estratégico enclave en la Europa central.
Y si aún no estáis convencidos de si vale la pena realizar una vista a semejante bendición para los amantes del motor, sirva este vídeo como ejemplo para abrir la agenda y empezar a buscar fecha para realizar una excursión a la zona. Todo un Ferrari 458 Spider, carretera cerrada al tráfico y multitud de cámaras para inmortalizar el momento… ¿se os ocurre una combinación mejor?