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El segmento de los vehículos deportivos sigue siendo el mejor lienzo para que las marcas derrochen toda su pasión y culto a la velocidad. Por eso, de vez en cuando, los fabricantes evocan a auténticas leyendas del automovilismo para poner nombre a sus modelos más especiales.
A continuación, repasamos tres ejemplos de superdeportivos que sirven como homenaje a los iconos de este deporte.
1) Mercedes-Benz SLR Stirling Moss
- Motor: V8 de 5.4 litros sobrealimentado
- Potencia: 650 CV
- Aceleración 0-100 km/h: 3,5 segundos
- Velocidad máxima: 350 km/h
Stirling Moss es, sin ninguna duda, uno de los pilotos más grandes la historia. El británico es recordado por ser el “campeón sin corona”, aquel que pilotó los mejores coches y lo ganó todo… excepto el Mundial de Formula 1, del que fue varias veces subcampeón.
Gran parte de los éxitos de Moss llegaron de la mano de Mercedes-Benz. Por ello, la marca alemana rindió homenaje a este bravo piloto con la creación del Mercedes-Benz SLR Stirling Moss, una reinterpretación moderna de las míticas flechas plateadas que dominaron en los circuitos de todo el mundo hasta mediados de los años 50, cuando se retiraron de la competición.
Sin parabrisas, sin apenas aditamientos aerodinámicos, sin asientos traseros y, en general, sin ningún tipo de confort. Un coche fascinante, derivado del Mercedes-Benz SLR McLaren, del que solo se fabricaron 75 unidades en el año 2009. Como es lógico, el propio Moss no pudo resistirse a probarlo en cuanto el modelo fue presentado.
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2) Audi Rosemeyer Concept
- Motor: W16 de 8 litros
- Potencia: 700 CV aprox.
- Velocidad máxima: 350 km/h (teórica)
Cuando el Audi R8 era solo una idea, los responsables de la marca alemana empezaron a trabajar en el desarrollo de un superdeportivo de calle. De aquella primera interpretación nació en el año 2000 el Audi Rosemyer Concept, un coche que rendía homenaje a uno de los pilotos más especiales de su generación.
Bernd Rosemeyer fue uno de los grandes estandartes de la escudería Auto Union de los años 30. Aquellos enormes vehículos arrasaban a la competencia en el periodo de entreguerras, y Rosemeyer se labró una gran fama que se vio truncada por un accidente mortal cuando intentaba batir el record mundial de velocidad.
En el modelo dedicado al piloto alemán, Audi recurrió a la configuración de aquellos deportivos con motor central-trasero y grandes dimensiones, caracterizados por su gran parrilla frontal de forma ovalada. Además, el Audi Rosemeyer Concept incorporaba nada menos que el célebre motor W16 que más tarde equiparían unos pocos vehículos del Grupo Volkswagen, así como tracción total quattro.
Aunque fue considerada en un primer momento, la idea de llevar a producción este vehículo fue rápidamente descartada. Quedaría para el recuerdo uno de los prototipos más especiales de su generación.
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3) Enzo Ferrari
- Motor: V12 atmosférico de 6 litros
- Potencia: 650 CV aprox.
- Velocidad máxima: 350 km/h
- Aceleración 0-100 km/h: 3,14 segundos
La marca italiana decidió que su primer supercoche del siglo XXI tenía que demostrar todo el potencial que la Scuderia estaba exhibiendo en la Formula 1. Tomando prestadas muchas de las tecnologías de los cavallinos de competición, se desarrolló un espectacular coche con carrocería de fibra de carbono, prestaciones de infarto y aspecto de monoplaza.
Tan contentos quedaron con el resultado, que se decidió que el coche honraría la memoria del fundador de la marca y luciría el nombre de Enzo Ferrari. No en vano, “Il Commendatore” fue una persona única en la industria del automóvil, alguien que se atrevió a decir que solo fabricaba coches de calle como medio para financiar sus equipos de carreras.
Sin duda, Enzo Ferrari habría estado enormemente satisfecho de ver su nombre dar la vuelta al mundo de la mano de un superdeportivo del que se fabricaron 399 unidades.
